Cuando en Julio de 2012 visitamos las instalaciones de la cantera Santusis en Peñacerrada, reservamos la tarde para hacer una interesante parada en las abandonadas canteras de arena de Laño, en el cercano Condado de Treviño.
Estas canteras, utilizadas en el pasado para la extracción de arena para fundición se encuentran abandonadas desde hace ya años.
A todos nos impresionó el espectacular paisaje de arena de diferentes colores entre blancos y dorados que aparecen en todas las partes de la cantera. La erosión del agua ha creado auténticos paisajes lunares que bien podrían aparecer en cualquier película de ciencia ficción.
Las canteras citadas tienen dos zonas diferenciadas.
En la zona en que estuvimos en Julio de 2012 es posible encontrar fósiles de fauna marina: vértebras de peces y sobre todo algún pequeño diente de tiburón que hicieron las delicias de todos los asistentes.
Cuando nos fuimos de allí, nos prometimos a nosotros mismos que en un futuro cercano ibamos a acercarnos a la segunda zona de canteras de Laño. En esta otra parte, algún socio había picado unas calcitas en cristalización tipo Cumberland y eso es lo que pretendíamos encontrar esta vez.
Y así fue. Dentro del programa de actividades de la asociación para 2013, reservamos una fecha para acercarnos nuevamente hasta Laño a la búsqueda de las citadas calcitas.
El punto de encuentro fue una gasolinera en el camino entre Vitoria y la N1, fácil de encontrar por todos los participantes a la excursión. Desde allí, tras los cafés matutinos y los saludos de rigor, acercarnos a Laño nos llevó no más de 10 o 15 minutos.
Una vez en la cantera, reservamos un pequeño rato para las explicaciones pertinentes.
Entre ellas, pudimos saber también que en esta zona de las canteras de Laño se encontraron en el pasado fósiles de diversas especies de dinosaurios, lo cual fue una auténtica sorpresa para la mayoría de los asistentes. Dichos fósiles no es posible encontrarlos en los museos. Parece ser que en su mayoría son fósiles complicados de identificar y con escaso interés para personas no especialistas en el tema: vamos, que no son fósiles «vistosos».
Tras estas explicaciones y un pequeño apunte por seguridad, nos fuimos distribuyendo por la cantera a la búsqueda de las calcitas.
Poco a poco fue apareciendo alguna calcita. Encontrar zonas mineralizadas no es difícil.
Un poco más difícil es encontrar mineralizaciones que tengan gran interés y presenten posibilidades de salir con algo de estética. Hay que decir que esta cantera no se distingue precisamente por la alta calidad de sus frutos.
Eso sí, la matriz es un conglomerado que no es excesivamente duro y es fácil de disgregar, lo cual no deja de ser una buena noticia.
La extensión de la cantera y el interés mineralógico de las calcitas allí encontradas no dan para un día entero, así que reservamos la tarde para acercarnos también a otro enclave del condado de Treviño: Ajarte, donde se pueden encontrar dispersos en el suelo pequeños fósiles de bivalvos y trozos de coral.
El día había amanecido amenazando tormenta. Si bien durante la mañana nos respetó el tiempo, a la tarde no sucedió lo mismo.
Nada más llegar a la fuente y lavadero del pueblo, comenzó a llover con fuerza. Ajarte es un pueblo en el que no quedan habitantes desde hace ya unos cuantos años con lo que que no hay un local donde pasar un rato esperando a que deje de llover, así que esperamos en los coches a que terminara de llover. En total, alrededor de media hora.
Al fin parece que dejó de llover y se abrió algún claro. Tras una improvisada consulta a los socios, parece que hubo acuerdo en arriesgarnos y subir a la búsqueda de los fósiles de la zona.
Gran error. El camino, no excesivamente exigente y muy agradable con buen tiempo se convirtió en un problema cuando volvió a empezar a llover. Nos pilló más cerca del destino que de los coches, así que decidimos seguir adelante. Además, casi todos
habíamos cogido paraguas.
Tras un pequeño rato de búsqueda y viendo que el tiempo no iba a mejor sino todo lo contrario, decidimos dejarlo para mejor ocasión.
Finalmente llovió más de lo que esperado durante la vuelta y acabamos todos bastante empapados, con el «enfado» de alguno de los asistentes que prometía «tomarse venganza» en el futuro. 🙂
Para terminar el día, y si el tiempo acompañaba, pensábamos acercarnos a la zona de Ochate, no a buscar espíritus o psicofonías, actividades que han dado fama a este pueblo abandonado en el pasado, sino para localizar las zonas de lumaquelas que forman parte de toda la zona.
El remojón de Ajarte y el hecho de que seguía amenazando lluvia nos aconsejaron desistir y dimos por terminada la jornada. Con buenas sensaciones pero un poco mojados.