El sábado 14 de mayo estaba marcado en rojo en el calendario de la asociación.
No es que fuéramos a hacer una salida especial. Ni era una salida de fin de semana, ni era un sitio especialmente notorio en el mundo de la mineralogía.
El motivo de tan señalada fecha es que por fin retomamos la actividad de la asociación después de la pandemia que nos ha mantenido separados y en dique seco por casi dos años.
Esta excursión tuvo como destino las minas de Alén y El Pedreo.
Tras los saludos, comenzamos la visita viendo la zona. Resumen de las minas que se explotaron (Amalia-Juliana y Sorpresa) y resumen también de los métodos de lavado, seleccionado y extracción de mineral utilizados en el tiempo.
Las minas de Alén explotaron los óxidos de hierro procedentes de la alteración de los carbonatos de hierro presentes en la zona, y con el tiempo pasarían a explotar los carbonatos. Aunque en los últimos tiempos, se estuvieron procesando los últimos volúmenes de óxidos mediante
Un ferrocarril minero del que apenas quedan algunos restos (los raíles que vemos en la calzada emulan los originales que fueron retirados en su momento) sacaba el mineral de la mina Amalia Juliana al cercano puerto de Castro Urdiales. En cuanto a la mina Sorpresa, el mineral era transportado por tranvía aéreo, el cual sería utilizado también por Amalia Juliana una vez que perdió el ferrocarril. Otras minas más al sur, bajaban su mineral mediante planos inclinados hacia Olabarrieta, para cargar en el ferrocarril de Castro Urdiales a Traslaviña.
Las minas de la zona eran Amalia-Juliana, Sorpresa, Cecilia 2ª, María y otras que las rodeaban.
Algunas de ellas estuvieron en explotación hasta los años 70 del siglo pasado. Difícil decirlo hoy en día si se pasea por la zona. A los ojos de los no expertos, nada haría decir que allí hubo minas y canteras con su temido impacto ambiental. Hoy son zonas completamente naturalizadas y sin rastro de actividad minera ni presente ni pasada. La naturaleza es impresionante y en un corto espacio de tiempo, hace un trabajo excelente.
Tras un corto paseo, era el turno de los expertos. Los hermanos Esteban, Jesús e Iñaki, habían hecho como siempre un minucioso trabajo de preparación y nos tuvieron unos minutos absortos con sus explicaciones. A pesar de todo lo que saben del tema, saben hacerlo entender a todos los que no sabemos casi nada de geología.
Una amena charla de geología e historia minera ilustrada por documentación preparada para la ocasión. Muchas gracias a ambos.
Tras esta explicación y un corto debate, el grupo nos inclinamos por acercarnos en primer lugar a la mina de El Pedreo. Unos 20 minutos de caminata en ocasiones exigente. Luego, si la mañana se daba bien, volveríamos a los bolos de las minas Amalia-Juliana y Sorpresa donde en ocasiones, con suerte, se pueden encontrar todavía algunos cristales de cuarzo.
El indicio minero de El Pedreo fueron unas labores extractivas de mineral de hierro que comenzaron en subterráneo, pero que con posterioridad se explotaron a cielo abierto, lo que haría desaparecer las galerías previas.
Estas labores mineras pertenecían a la mina Federico y, de hecho, el mineral extraído se llevaba a esa mina para tratar. Tanto El Pedreo como la explotación principal de mina Federico están alineados siguiendo la falla de Alén, de gran importancia, y que geológicamente limita las áreas más ricas en hierro al noreste, de las más ricas en plomo y cinc al suroeste.
Recogimos alguna pieza y nos acercamos a comer al restaurante acordado donde, como siempre estuvimos en agradable conversación
Con el buen sabor de boca de una afición retomada y amigos reencontrados nos despedimos hasta la próxima.