El pasado sábado 16 de Abril algunos socios de Harridunak realizamos una breve visita al yacimiento de calcita que la empresa Micronatur SA posee en el municipio de Turtzioz, Bizkaia.
La finalidad de la misma era conocer de primera mano las características de una explotación que ciertamente se puede considerar modelo en la adecuación de la actividad minera a las exigencias medioambientales que la sociedad actual demanda.
Si bien estuvo en explotación durante los años 70 y 80, es a partir de 2007 cuando, gracias al impulso del EVE (Ente Vasco de la Energía), se inició la fase de explotación actual. Consta de dos instalaciones principales: el yacimiento y la planta industrial de micronización, clasificación y expedición.
El yacimiento, se encuentra en el barranco Valnera, a los pies del monte Jorrios, y se beneficia de una bolsada de calcita de gran pureza. Tras una didáctica explicación sobre el contexto geológico del yacimiento que próximamente detallaremos en el apartado “yacimientos” de esta misma web, recorrimos el camino que separa el Barrio de Cueto (Turtzioz) de la entrada a la explotación.
Atravesamos un bosque autóctono de castaños y encinas, perfectamente conservado, siguiendo el curso del arroyo, todo ello en medio de un ambiente natural que bien merece una visita.
Tras una agradable caminata llegamos al hasta entonces único vestigio de la presencia de una explotación minera en la zona, una pequeña acumulación de material triturado al lado de la pista, que según nos comentaron sirve como base para la reparación y construcción de pistas de montaña de la zona, reciclando de esa manera el escaso material sobrante de la mina. A los pocos metros dimos con la entrada al túnel de acceso a la bóveda de explotación, y un poco más adelante con la antigua bocamina, desde la que se puede contemplar el estado de los actuales trabajos. Sorprende que se trate de una gran cavidad abovedada que penetra hacia el interior de la montaña.
Con las adecuadas medidas de protección (cascos, iluminación…) recorrimos el interior de la explotación, tomando las fotografías que ilustran este reportaje. La plaza central de la cámara principal nos sirvió como marco para conocer las múltiples aplicaciones que tiene el carbonato cálcico obtenido en esta mina. Su blancura y pureza permiten su uso en la industria papelera, de pinturas, alimentaria, farmaceútica, o de alimentación animal, compitiendo con el producto obtenido mediante procesos industriales.
Como no podía ser de otra manera, también recogimos unas muestras de calcita, tanto en romboedros de exfoliación transparentes (variedad espato de Islandia), como cristalizada, ya que tuvimos la fortuna de dar con una de las escasas geodas de calcita que aparecen en el avance de los frentes de explotación.
Posteriormente, ya fuera de la explotación, y tras reponer fuerzas, nos dirigimos a la zona de acceso al monte Armañón, para ver la enorme diferencia paisajística entre las laderas arenosas y lutíticas del oeste y el cercano paraje calizo y rocoso de Jorrios, algo que según nos comentaron se debe precisamente a la existencia de una falla que divide ambas elevaciones montañosas.
Con el tiempo amenazante, aún pudimos acercarnos al cercano paraje de Casa Quemada donde, según cuentan las leyendas mineralógicas, aparecieron hace años unos impresionantes cuarzos. Damos fe de que los cuarzos existieron ya que descansan en la colección de uno de nuestros socios, pero ahora el paraje es un intrincado bosque de eucaliptos donde la vegetación lo cubre todo, incluyendo los posibles cuarzos que aún se esconden bajo los árboles. Toca armarse de paciencia porque quedan no menos de 10 años hasta que vuelvan a replantar el terreno.
Para finalizar vuelta al coche y rumbo a casa, pensando ya en la próxima salida.