En esta ocasión nos dirigimos al municipio de Trucíos, con el fin de visitar dos antiguas explotaciones mineras: la mina Siete Puertas y mina El Pedro.
La primera de ellas corresponde a una explotación de plomo-cinc, mineralización frecuente en esta zona de las Encartaciones, y que por su interés forma parte de la lista de interés geológico de España (Proyecto Geosites). Enclavada en el barranco de Peñalba, las labores de extracción se abandonaron hace décadas, aunque todavía se conservan en pie algunas de las edificaciones exteriores, tales como el cargadero o restos de las cuadras.
Estamos en un terreno kárstico, que incluso se aprecia en el interior de la explotación, lo que le da una apariencia de cueva. Quizá por ello, la mina Siete Puertas es hábitat de varias especies de murciélagos, y tal es su importancia en la conservación de estos mamíferos voladores, que con posterioridad a esta salida, el Gobierno Vasco prohibió el acceso a la misma como medida
de protección a la fauna.
Nuestra visita a la mina Siete Puertas tenía un marcado carácter didáctico, para conocer más en detalle la formación de filones metálicos en estas calizas, y su explotación industrial, por lo que no recogimos apenas muestras en las pequeñas escombreras que rodeaban la bocamina.
Tras un agradable paseo de vuelta a los coches, emprendimos rumbo a Trucíos, para desde allí subir hasta el barrio de Santa Cruz, perteneciente al cercano pueblo de San Miguel de Linares, en cuyos terrenos se encuentra la mina El Pedreo. Desde este punto, aunque también se puede acceder por la vía verde que parte desde el vecino Alén, parte una pista forestal que en
unos minutos nos conduce al yacimiento.
En toda la zona se explotaron varias minas de hierro (Amalia-Juliana, Federico, Cecilia, Sorpresa, Alén, el Pedreo…), todas ellas abandonadas. Contrasta la enorme actividad desarrollada hace unas décadas y los centenares de trabajadores que habitaban estos barrios, con la soledad que se observa hoy en día.
De entre todas ellas la que nos interesaba era la mina El Pedreo, un zanjón a cielo abierto existente en la ladera del Alén, en la parte más cercana a Santa Cruz. Desde el punto de vista mineralógico se trata de un yacimiento muy conocido entre los aficionados por los ejemplares de hemimorfita azul que en él se han obtenido, si bien también podemos encontrar muestras de hidrocincita, auricalcita, y sobre todo smithsonita.
La zona media-alta del zanjón es donde se localizan las zonas susceptibles de contener hemimorfitas. Se trata de una empinada ladera muy trabajada en busca de ejemplares y que conviene encarar con precaución, ya que es muy sencillo resbalarse y rodar varios metros. Por otra parte si es un grupo el que se encuentra en el lugar, hay que prestar atención a que no haya nadie en los estratos inferiores ya que cualquier piedra podría rodar y provocar un accidente.
Es por ello que algunos compañeros se encargaron de hacer rodar algunos bolos desde la zona superior, para que ya en terreno más seguro, todos tuvieran la oportunidad de encontrar muestras, tanto en dichos bolos como en lo que se encontraban diseminados en la base de la ladera.
Pronto constatamos que si bien la smithsonita, de un bonito color gris, era bastante abundante, conseguir muestras de hemimorfita azul iba a ser una tarea bastante más ardua.
No obstante poco a poco empezaron a aparecer los primeros ejemplares, de un vivo color azul, normalmente en pequeñas geodas, y que en algunos casos venían acompañados de muestras de auricalcita.
Al final, con tesón y trabajo, conseguimos unas cuantas muestras para repartir entre los socios y poner así fin a otro día de campo y minerales.