En los alrededores de la localidad alavesa de Peñacerrada, en el lugar conocido como cerro Santutis, se explota desde hace décadas una cantera de ofitas.
Dicha explotación es conocida entre los aficionados de nuestro entorno por las numerosas vacuolas que presentan las rocas ofíticas, y en las que podemos encontrar aragonito, pirita, hematites, epidota, magnetita, titanita, y otras especies minerales.
Estamos hablando de oquedades de reducido tamaño, por lo que en la gran mayoría de los casos se trata de ejemplares tipo micro, aunque de una extraordinaria belleza, tal como se puede observar en las imágenes que acompañan a esta crónica. Sin duda estamos ante uno de los mejores lugares de Euskadi para los aficionados a los micromunts, y que hace las delicias de todos los amantes a la fotografía de este tipo de ejemplares.
Tras reunirnos en la plaza de Peñacerrada en torno a un merecido café, nos dispusimos a comenzar la jornada mineralógica, para lo cual recorrimos el escaso par de kilómetros que separan el centro del pueblo de las inmediaciones de la cantera.
Al pie de una pared rocosa, casi único vestigio del cerro Santutis, hallamos dos acopios de material preparado para su trituración y que nos vino de perillas para nuestro objetivo, al no tener que partir grandes rocas. Algo que por otra parte, y a la vista de los primeros martillazos, habría resultado totalmente inútil, ya que la dureza de estas ofitas explica su uso como balasto de las vías de tren.
Con este tipo de material todas las precauciones son pocas, así que se hacía totalmente imprescindible estar equipados con guantes y gafas de seguridad para evitar cualquier accidente causado por las esquirlas que saltaban al intentar romper las ofitas.
Pronto aparecieron los primeros ejemplares de aragonito, contrastando su color blanco por el gris-verdoso de la roca.
Igualmente piritas, magnetitas y hematites fueron identificados por varios compañeros y pronto pasaron a las mochilas, convenientemente envueltos para evitar daños, lo que en el caso de los aragonitos es complicado, debido a su fragilidad.
La zona elegida en primer lugar fue la más fructífera en cuanto a ejemplares conseguidos, sin que pudiéramos recoger muestras significativas en otros puntos de la explotación.
Poco a poco el ímpetu picador fue cediendo ante la dureza de las rocas, lo que unido a la hora hizo que nos retiráramos a comer.
Es conveniente puntualizar que con posterioridad a la realización de esta visita, la empresa que explota esta cantera procedió al vallado de todo el perímetro de la misma, por lo que hoy en día no es posible acceder a este yacimiento, al menos sin obtener los permisos pertinentes de la empresa explotadora.
Fotografiar estos ejemplares no es fácil. Debido a su pequeño tamaño son necesarias técnicas de apilado digital.
No todas las fotografías que aparecen a continuación pertenecen a la salida del grupo sino que algunas pertenecen a escapadas posteriores de algún socio.
Dada su belleza y su interés para documentar la variedad de minerales que aparecen en la cantera, las incluimos en el reportaje.